Jungle Vibes
Cuando pensaba en Bali siempre me imaginaba un sitio turístico y más bien cutre lleno de adolescentes borrachos y de surferos sin mucha conversación. Cuando Gala me invitó a ir el año pasado por su cumpleaños todo cambió, ¡descubrí el paraiso!. Supongo que algunas zonas si que son turísticas pero como ella ya había ido varias veces supo llevarnos a los mejores sitios. Me enamoré completamente de la isla y de sus gentes así que este año decidimos volver. Como digo, el caracter de los balineses es impresionante, he aprendido un montón con ellos. Observando su paciencia, su alegría y su sonrisa. A veces me sentía como un occidental estresado y me daba hasta verguenza ver como nos comportamos muchas veces en Europa sin para un momento, relajarnos, pensar... ellos lo hacen todo el tiempo, son impresionantes. Otra cosa que me da muchísimo gusto de Bali es la temperatura, el aire siempre caliente y es un placer poder sentir la brisa en el cuerpo mientras conduces la moto. Subir y bajar las colinas rodeadas de verde y de jungla, ir a la playa y tener que caminar un buen rato hasta llegar a la arena y darte un baño. Nada más llegar nos fuimos a un pueblo pequeño cerca de Canggu donde esta Villa Matisse una casa impresionante y acogedora rodeada de campos de arroz, de templos y nada turístico. ¡El lugar perfecto para descansar!. Allí estuvimos relajadísimos los primeros días intentando no freirnos con nuestra blancura invernal, aunque a pesar de la crema y el sombrero a veces no es fácil! De allí bajamos a la zona de surferos y volvimos a nuestras cabañas preferidas, Toraja Bambú. Esta zona está muy animada con playas y algunas fiestas por si te apetece bailar mientras ves el atardecer. Como siempre hicimos un montón de amigos y nos reíamos y peleábamos todo el día. ¡Un reality hubiera triunfado!. Y ya los últimos días los pasamos en Ubud. Coincidió que hubo un festival justo esa semana y estaba lleno de yoguis y de gente haciendo meditación. Nuestro amigo Falkwyn, que es medio español medio balinés, nos llevó a una cascada sagrada con gente local y estuvimos haciendo los rituales con él, fue muy especial. Conocimos a Emanuella, una italiana que montó un "glamping", un hotel de tiendas de campaña, bueno, por llamarlo de alguna forma porque son como habitaciones de lujo, pero con el toque de tienda, estuvimos muy a gusto allí! se llama Glamping Sandat, ¡lo disfrutamos muchísimo!. Todavía me queda isla por descubrir, así que habrá que volver todos los años :) ¡Gracias Bali!
@miguelcarrizo
When I first thought of Bali, I always imagined a shabby touristic spot fillled with drunk teenagers and surfers who lacked good conversation. When Gala
invited me to join her there for her birthday everything changed: I
discovered paradise! There are still some areas which are crammed with
tourists, but as Gala had been there before she knew where to take us
and showed us the best corners of Bali. I fell in love with the island
and its people, so we decided to go back this year. The Balinese are
incredible people. I have learnt a lot from them having been a witness
to their patience, their joy and their smile. Sometimes I felt like this
stressed western european and I even felt embarrassed thinking how
anxiously we behave in Europe: never stopping to relax… never pausing to
think. They live by this and it is truly amazing. Another thing I loved
about Bali was the temperature, the warm air… It’s such a pleasure to
feel that warm breeze as you drive your motorbike. Going up and down the
green hills of the jungle, going to the beach and having to walk a good
amount only to reach the sand and have a swim in the clear water. When
we arrived we went to a small town near Canggu where our villa was Villa Matisse.
I can honestly say it is the perfect place to relax: beautiful and
welcoming surrounded by endless rice fields, majestic temples and with
not a tourist on site. We stayed there a couple of days trying not to
burn our pale bodies after so many months hibernating in the cold
winter. Despite the heavily frequent applications of high SPF and our
hats we didn’t manage to save our skin from the sun. We then went back
to a surfer area and to our favourite huts, Toraja Bambu. This location
is where you will find many parties, watching the sunset as you dance.
As always we met some incredible people and made good friendsall. We
could have made a reality show with all the laughing and quarreling. We
spent our last days in Ubud. We ran into a festival filled with yogis
and people meditating. Our friend Falkwyn, half spanish half balinese,
took us to a sacred waterfall with some locals where we did some
rituals. It was a very special experience. We met Emanuella, an italian
who had set up a “glamping”, luxury accomodation inside a tent., where
we felt at ease (Glamping Sandat). I still have island to discover, so I guess it's just a “see you soon Bali”! .